La memoria del gusto se desarrolla desde muy temprana edad nos ha acompañado desde siempre: al probar un alimento y disfrutarlo, las pupilas gustativas de la lengua y las olfativas de la nariz, envían impulsos nerviosos al cerebro que los almacena, asociándolos al placer que provocan.
Cultura Crónica | 10 FEBRERO 2021
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