Antonio Ramírez Priesca / Sus crónicas en Mundo Nuestro.

La memoria del gusto se desarrolla desde muy temprana edad nos ha acompañado desde siempre: al probar un alimento y disfrutarlo, las pupilas gustativas de la lengua y las olfativas de la nariz, envían impulsos nerviosos al cerebro que los almacena, asociándolos al placer que provocan.

1 / 1